Se ha oscurecido el cielo,
la traición consumada;
es de nuevo presidente,
al haber sido investido,
y poder formar el gobierno,
del Puigdemont huido.
 
Y tal emoción le produjo,
que pidió el vaso de lágrimas,
para guardar aquellas dos,
que por sus mejillas rodaron,
y reservarlas para el futuro.
 
Y acudió a mi mente,
Nerón-Ustinov en similar gesto,
en la muerte de Petronio,
mientras en Roma, su incendio,
iba oscureciendo el cielo.