¡No es no! ¿O no entiende, qué es un no?
Gruñía y reprochaba a su adversario,
cuando este pedía colaboración.
Y como a veces hay justicia en esta vida,
unos creen es destino, y otros que Dios,
ahora es el quien clama y reclama,
la colaboración que él nunca dio.
Sin proporcionar nada a cambio,
sólo soberbia y como obligación.
No sabe pactar porque nunca pactó,
no sabe negociar, porque nunca negoció,
ni sabe gobernar, porque nunca gobernó,
aunque por apariencia, si pareció.
Y en la UE el gran revolcón se llevó.
No es persona que inspire confianza,
pues un día sí, y al otro cambia de opinión.
Solo aquellos que le alzaron al sillón,
están dispuestos a apoyar su investidura,
a cambio de su alma y su corazón.
Ahora es el quien clama y reclama,
y recibe lo que en su día sembró:
¡No es no! ¿O no entiende, qué es un no?