Mirando con amor la herida de tu pecho, fuera de ti, sólo he encontrado tristeza, vacío, y un corazón deshecho
¡Tengo sed!
Desde la Cruz exclamas,
a las puertas de mi corazón,
desde tu Cruz me llamas.
Si dudar que Tú pudieras
ser, quien a mis puertas llama,
a mi corazón, dejar hablar debiera.
Vienes con tus manos abiertas,
entras en silencio, con delicadeza,
trayendo tu Espíritu, tus promesas,
que curan mi desamor, mi tibieza,
y con tu misericordia sanarme,
y limpiar mi alma de impureza.
¡Tengo sed!
Exclamas al mirarme.
¡Sed de ti yo tengo!
Exclama el corazón al contemplarte,
oyendo tus deseos de perdonarme.
¡Sed yo tengo!
De sentir tu amor, de amarte,
vivir tu vida en mí,
sin importar lo hecho,
y de este mundo, mi corazón desate.
Mirando con amor la herida de tu pecho,
fuera de ti, sólo he encontrado
tristeza, vacío, y un corazón deshecho.
No importa cuanto haya sin rumbo andado,
no importa cuantas cruces en esta vida lleve,
no importa cuantas veces te haya olvidado,
hay algo que mi corazón recordar debe,
tal como soy, sediento lo has buscado,
y a sus puertas estás llamando.
No tengo que cambiar, sólo en tu Amor creer,
la esperanza en ese Amor, me hará crecer.
Me olvido de ti y me sigues buscando,
a las puertas de mi corazón,
del día, a cada momento,
¡sigues llamando!
¡Tengo sed!
Desde el abandonado exclamas,
a las puertas de mi corazón,
desde el pobre me llamas.
Si difícil de creer esto encuentro,
miro tu corazón, por mí, traspasado,
y que a mi alma, de dolor muriendo,
¡estás llamando!
Si tu Cruz no comprendo,
tus palabras escucho:
¡Tengo sed!
¡Sed de ti yo tengo!
Desde mi corazón contesto.
Toda mi vida has estado,
mi amor deseando,
nunca de buscarlo has cesado.
En mi afán por ser feliz,
muchas formas he probado.
¿Por qué no intento mi corazón abrir,
ahora mismo, y darte paso?
Cuando las puertas te he abierto,
de mi corazón humano,
entonces, una y otra vez, te oí decir,
con palabras en el alma:
“Ven a mí con tus miserias, tus pecados,
con todo tu deseo de ser amado,
¡a las puertas de tu corazón,
una y otra vez he llamado!
Porque de ti, Yo sed tengo.
Ser tu Salvador, de perdonar y sanar,
mi corazón está hambriento.
Ven ahora, y en mi corazón abierto
tu alma descansa,
Yo Soy, y siempre seré, todo Caridad,
toda tu Esperanza”.
Del Poemario inédito: Treinta poemas de amor y Fe