
Recuerden que Musolini, que sí era un ultra, era un socialista reconvertido que cambió la dictadura del proletariado por la deificación de la Gran Italia
Leo en El Mundo: Por qué la década de las revueltas indignadas acabó creando la ultraderecha de hoy.
Es mentira. El fascismo no es más que la divinización de la nación. Por eso es paganismo y por eso procede del socialismo ateo. Recuerden que Musolini, que sí era un ultra, era un socialista reconvertido que cambió la dictadura del proletariado por la deificación de la Gran Italia.
Sólo Dios, no la nación, ni la patria, puede exigir adoración, puede constituirse en bien supremo. Por eso, la iglesia condenó el fascismo, al igual que condenó el paganismo nazi y el comunismo marxista.
No digo que no haya elementos fascistas en alguno de los grupos ultraderechistas, por ejemplo en Alemania, con su repugnante secuela nazi. Pero lo que ahora llamamos ultraderecha no es ultraderecha, es sentido común. Es una sociedad cristiana que se rebela contra la estulticia antropológica progre y reclama lo obvio. Por ejemplo, que se nace varón o mujer.
No son ultras, son partidarios de recuperar el sentido común, una virtud que no es posible sin unos principios cristianos previos.
Los progresos se han inventado el espantajo ultra. Pero es sólo eso: un espantajo.









