El problema de fondo y el que está acabando con el prestigio del periodismo, sobre todo del periodismo digital, que es el único que sobrevivirá, es que se confunda la información periodística con la información pagada, antes llamada publicidad
Recibo muchos correos de este tipo. Ojo al dato: “Me llamo XXXXXX y represento una empresa de inteligencia artificial. Me pongo en contacto ya que encuentro el contenido de su sitio web muy informativo y útil. Nos gustaría publicar un artículo en su página web. ¿Cuál sería el precio? Saludos”.
La única respuesta posible al oferente es que si Hispanidad quiere publicar un artículo paga por ello, no cobra. Por lo que cobra es por la publicidad, no por la publicidad disfrazada de información.
Antes, estas cosas se hacían a hurtadillas pero no se planteaban con tamaño descaro.
El problema de fondo y el que está acabando con el prestigio del periodismo, sobre todo del periodismo digital, que es el único que sobrevivirá, es que se confunda la información periodística con la información pagada, antes llamada publicidad.
Está en juego la primera regla del periodismo: distinguir entre información independiente e información pagada.
Es lícito publicar información pagada... mientras el lector sepa que es pagada y puede distinguirla, al primer vistazo, de la información independiente.