Sr. Director:
Monseñor Planellas, arzobispo de Tarragona, ha declarado en un medio nacional que se opone a rezar el rosario a las puertas de las clínicas abortivas, pues en su opinión "es banalizar la oración". Al mismo tiempo, veintiún miembros del movimiento provida 40 Días por la Vida están siendo juzgados desde este lunes por rezar frente a una clínica abortista de Vitoria. Es el primer juicio a un colectivo provida en Europa por ejercer pacificamente el derecho a la libertad de opinión y de creencia religiosa y por ello mismo los abogados de la defensa piden la absolución. La Fiscalía, que considera que hubo un delito de «coacciones», pide por el contrario cinco meses de prisión, trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibición de acercarse a menos de cien metros de la clínica durante tres años.
En su declaración Monseñor Planellas se pregunta también qué utilidad puede tener rezar frente a los abortorios. Pues con todo respeto, Monseñor, en primer lugar las escrituras nos hablan claramente de la efectividad de la oración in situ; la batalla espiritual se libra con mayor eficacia in situ, en el lugar, en el sitio, no en vano, los exorcistas realizan su ministerio cara a cara con el mal. Los laicos de 40 Días por la Vida no pueden dirigirse directamente al demonio, pero sí, por ejemplo, pedirle a san Miguel que envíe a sus santas legiones a combatir a los espíritus malignos que acechan a las mujeres con pensamientos de aborto. La vida de los santos también nos revela la importancia de la oración in situ. Un episodio de la vida de san Francisco de Asís recoge como estando en las afueras de Arezzo vio con el espíritu un torbellino de demonios que inducían a los ciudadanos a la matanza entre ellos, por lo que el santo envió al hermano Silvestre a la ciudad para combatir a los demonios, para expulsar a los espíritus impuros en Nombre de Dios Omnipotente. En segundo lugar, son muchos los casos de vidas y almas salvadas gracias a la presencia de los orantes de 40 Días por la Vida en los abortorios. Casos documentados de madres que ven y se acercan a los miembros provida y tras mantener con ellos una conversación inspirada por el Espíritu Santo deciden no abortar y seguir adelante con su embarazo. Por eso, ni las denuncias de las clínicas, ni las falsedades de la prensa ni el fuego amigo de algunos miembros de la Curia diocesana harán que se detenga el apostolado provida, pues “bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de Mí” (Mateo 5: 11).









