Comisiones Obreras siempre fue el sindicato del Partido comunista de España, al igual que el UGT lo fue del socialismo. El segundo se ha mantenido así, en permanente apoyo entusiasta a los gobiernos socialistas e intentando hacer daño a los gobiernos de derechas, mientras Comisiones Obreras siguió siendo marxista y sindicato de lucha de clases pero se desligó de un Partido Comunista macilento, que acabó en Izquierda Unida, luego en Podemos, luego en Sumar y no sabemos donde acabará.

Pero el que tuvo, retuvo... hablo de tenencia de sectarismo ideológico. 

Así, en el Congreso de Comisiones, visitado por notable de la izquierda e incluso por el presidente de la Patronal, Antonio Garamendi, siempre locuaz cuando se trata de repetir obviedades, el secretario general de CCOO; Unai Sordo, aseguró que la democracia está en peligro en el mundo, y que, pasando de lo abstracto a lo concreto, aseguró que el peligro actual para la democracia tenía nombre propio; Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.

Es decir, ni el presidente de China, ni el de Rusia, ni la India, ni el Arabia saudí, no Venezuela, ni el Rey de Marruecos ponen en peligro la democracia, el que la pone en peligro es el tirano Donald Trump.

Lo cual, no me negarán que para una ex-comunista no está nada mal.

La democracia está en peligro, en efecto, pero ya no por el comunismo sino por le neocomunismo, que se llama a sí mismo progresista y que ya no busca la dictadura del proletariados porque apena quedan proletarios, sólo funcionarios. Es un neocomunismo podemita, cuya única ideología es la cristofobia, y que alienta el siguiente principio: si no estás conmigo eres un antidemócrata, mayormente ultra.

Y hemos terminado.