No sólo era un no al aborto y a la eutanasia sino también a la nueva amenaza que el gobierno socio-podemita pretende llegar: cargarse la objeción de conciencia del personal sanitario, que es tanto como cargarse la conciencia, propiamente dicha
Madrid, domingo 28 de noviembre, Puerta de Alcalá. Por fin, una concentración, que no manifestación, por la persona no nacida. ¿Resultó un éxito? No, no acudió mucha gente. Y eso que estaba bien planteada. No sólo era un no al aborto y a la eutanasia sino también a la nueva amenaza que el gobierno socio-podemita pretende llegar: cargarse la objeción de conciencia del personal sanitario, que es tanto como cargarse la conciencia, propiamente dicha.
Ya saben, como el aborto ha pasado a ser un derecho -que tiene bemoles la copla- la idea de Irene Montero es que todo sanitario de la Sanidad pública, absolutamente mayoritaria, no podrá negarse a colaborador en la muerte del inocente. No, no ha renunciado a ello.
Ya hacía falta. Y habría que recuperar la eucaristía de las familias en el anterior que lanzara Rouco y Osoro redujera al interior de la catedral. Ya saben, el ultimo fin de semana del año, Festividad de la Sagrada Familia, el Cardenal Rouco convocaba una misa en la madrileña plaza de Colón. Con la llegada al obispado de Carlos Osoro la eucaristía volvió a refugiarse en la Iglesia. En mi opinión, a día de hoy, lo mejor es que los católicos salgamos a la calle cuanto más mejor... hasta que nos lo prohíban.
Y también pienso que habría que programar una eucaristía por la vida el día del niño por nacer, el 25 de marzo, festividad de La Anunciación, o en el fin de semana más próximo a ese día. Ahí la presidenta Ayuso y el alcalde de Madrid, Almeida, resultarían 'probados': con sus competencias, si ellos la apoyan se celebraría.
Por cierto, la convocatoria del Foro de la Familia no tuvo apenas repercusión en los telediarios pero, la mínima que tuvo en RTVE, más que nada para recalcar que había poca gente -lo cual es cierto- disgustó muchísimo al podemita Pablo Echenique, quien dio a entender que la televisión pública española está trufada de fachas. Yo creo que tiene toda la razón.