Tanto mis antecesores como yo mismo hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”. Esta es la cita polémica del mensaje del Papa Francisco al episcopado mexicano en el ducentésimo aniversario de la independencia de México de España. Monseñor Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal mexicana, ha leído parte de la carta en público. Pero tómense la molestia de leer el texto completo del mensaje papal para contrastar lo que digo.

Traducción de la prensa española: el Papa pide perdón por la conquista española de México. Hombre, pues no. El Papa pide perdón porque, en mitad de un glorioso proceso de evangelización cristiana de los cultos idolátricos y homicidas de los indígenas, llevada a cabo por la Iglesia en México, y en medio de una asimismo formidable conquista española de México que liberó a los indígenas de sus salvajes y homicidas caudillos, Francisco ha decidido pedir perdón por la parte mala que se haya ejecutado, pero no por la evangelización en sí misma, que resultó formidable, tampoco por la conquista, que no le corresponde a él juzgar.

En la colonización católica española no hubo genocidio. En la calvinista-anglosajona, sí

Por el contrario, don Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes demagogos del momento, ha interpretado el gesto del Papa según costumbre: arrimando el ascua a su sardina. Juan Pablo II, cuando pidió perdón por los errores de la Iglesia, ya comprobó que no se ha hecho la miel para la boca del asno, Francisco ha comprobado ahora que tampoco se ha hecho para la boca del AMLO. Obrador se ratificará en sus tontunas indigenistas, seguirá manteniendo que Hernán Cortés era un asesino en serie y Moctezuma un chico estupendo.

Máxime viniendo de un país como México, que, controlado por la masonería más cristófoba, y que aún sigue controlado por las sociedades secretas, protagonizó, tras la retirada española, la mayor matanza de católicos del mundo moderno (junto a la de la Guerra Civil española, dicho sea de paso): hablo de la masacre de los cristeros, de los que, miren por dónde, míster AMLO ni se ha acordado.

Está claro, que no se ha hecho la miel para la boca del AMLO, Obrador no apreciará las palabras de Francisco y los españoles nos comeremos otro marrón.

Santidad ¿alguna vez podía decir usted algo positivo sobre España? Sólo para variar

Recuerden la diferencia entre la colonización española e inglesa: en México en el momento de la independencia que ahora se celebra, el 50% de la población independentista era indígena. El resto que, por cierto, fueron los que se rebelaron contra España, eran mestizos. 200 años después aún queda un 15% de población indígena en México y su reducción no se debe a ningún genocidio español sino a que los mestizos hispano-indios les han ido arrinconando por puro crecimiento vegetativo… o porque han resultado más crueles que los españoles. En Estados Unidos no quedan indios salvo en unas pocas reservas y no hubo mestizaje: simplemente, el hombre blanco acabó con el indígena y le sustituyó. Eso sí: en el imperio español sí hubo mestizaje, gracias a la unión entre la corona y el altar. Desde el codicilo de Isabel I de Castilla, la católica, pasando por el juicio al mismísimo Colón por no tratar con dignidad a los naturales de la tierra descubierta, hasta la independencia, las leyes de indias guardaron la integridad y el resto a los indios ¿Hubo excepciones? Naturalmente, pero nunca como parte de un sistema organizado de represión.

En cualquier caso, Santidad, ¿alguna vez podía decir usted algo positivo sobre España? Sólo para variar.