Una vez más, Religión en Libertad da en la diana. Para ser exactos, acierta Marcelo Gullo, autor de Madre Patria: “Hernán Cortés no conquistó México, lo liberó”. En efecto, lo liberó de la esclavitud a la que le tenían sometidos los jefes aztecas, que es, mismamente, lo que ahora reivindica, en su campaña antiespañola, ese enorme majadero llamado Andrés Manuel López Obrador, a la sazón presidente de México.

El indigenismo siempre fue mentiroso pero con López Obrador empieza a resultar, además, ridículo

Sólo un pueblo tan amante de la autoflagelación como el español puede aceptar la mayor leyenda negra de la historia como si fuera cierta. Lo cierto es que si los cuatro pelagatos que acompañaban a Cortés -o a Pizarro, o a Pedro de Valdivia, o a Cabeza de Vaca, o a…- lograron vencer a los aztecas fue porque los propios aztecas apostrofaban de sus mandos homicidas y se unieron a Cortés. Prefirieron al extraño recién llegado, a sus mandamases ya les conocían. En cuanto a la demostración de la superioridad moral de la conquista española sobre la británica y sobre cualquier otra colonización, la respuesta es muy simple: existe la raza hispana, no existe la raza anglo-india, ni franco-magrebí, ni flamenco-indonesia. El resto de potencias europeas -quizás con la excepción de Portugal- conquistaron las tierras de los indígenas y les recluyeron en un gueto.

La verdad es que la influencia calvinista, padre del capitalismo, tenía algo que ver con ello: mientras Isabel la Católica, que era eso, católica, ordenaba a los españoles respetar al indio como hijo de Dios que era, el protestantismo llevaba en sus entrañas la pestilente doctrina de la predestinación. Es decir, colonización, más bien evangelización, española y católica frente a la conquista, el genocidio -sí, ahora sí genocidio- y depredación calvinista. Y la prueba es que la población indígena en México ronda el 40% -en Centroamérica o Ecuador es más- mientras la población indígena en Estados Unidos o Canadá es simplemente residual. Eran raza inferior y no debía ser ayudada a civilizarse sino simplemente exterminada.

La prueba de que no hubo genocidio es… la existencia de la raza hispana. Pero sí hubo genocidio inglés

Un periodista estadounidense me acusaba de que los españoles sólo habíamos exportado curas a América. Menos mal que lo hicimos. Gracias a ello, con todos los errores, ahora existe la raza hispana.

El español debe volver a enorgullecerse de su historia.   

El indigenismo siempre fue mentiroso pero con López Obrador empieza a resultar, además, ridículo.