En todas las grandes cuestiones conviene volver al origen, de continuo. En vísperas de la festividad de la Encarnación, nueve meses antes de la Navidad, próximo sábado 25, día del Niño por nacer, hay que recordar el segundo término de la proposición: el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. O sea, que no sólo debemos hablar de aborto, sino de eutanasia. 

El suicidio asistido, o sea perpetrado por un tercero, tiene una fácil respuesta: el que quiere suicidarse que se tire por el balcón y no comprometa a un tercero y a la sociedad entera. 

Es un buen momento para recordar este detalle, por cuanto una vez aprobada la ley de eutanasia, el Gobierno sociopodemita ya prepara una eutanasia más abierta, ya sea contra los ancianos, los locos o los niños. En Canadá y en Holanda, ya están en ello, ¿cuánto tardarán los sociopodemitas en poner en marcha esta segunda etapa de la eutanasia? Y por cierto, cabe referir que desde que entró en vigor la ley, hace menos de dos años, ya van unas 300 eutanasias.