• Felipe VI, un monarca secuestrado por lo políticamente correcto.
  • Lo que distingue a Juan Carlos I de Felipe VI: la cristofobia de éste último.
  • Un año de Felipe VI ha servido para mejorar la imagen de los Reyes pero no la de la Monarquía: pitada al himno en el Camp Nou.
Ocurrió hace un año: SM el Rey Juan Carlos I cometió la cobardía de abdicar en su hijo Felipe de Borbón, más que nada para huir de la quema. Se había desatado contra la Jefatura del Estado un poder mucho más poderoso que la Monarquía en el siglo XXI: la telebasura. ¿El monarca saliente había cometido errores? Por supuesto. ¿Acaso puede fabricarse una campaña contra algo o contra alguien que no albergue su parte de verdad? Un año después, la progresía mediática se ha lanzado, no en pro de Felipe VI, sino de su esposa, S.M. la Reina Letizia, su verdadera heroína. Precisamente, la mujer que ha podido cargarse la Monarquía antes y que todavía, si hace algún esfuerzo, podría cargársela ahora. Pero no les durará mucho. En un año, asegura la prensa, todo ha cambiado. La visión de la Monarquía es mejor ahora que antes. Muy cierto: para el discurso cultural imperante, haber metido a una divorciada en Palacio y que no soporta "a curas, militares y políticos" es un logro que conviene mantener a toda costa. ¿En qué se distingue la Monarquía de Juan Carlos I de la de Felipe VI? Sin duda, en la cristofobia. Todos los actos públicos del nuevo monarca se caracterizan por un escrupuloso desprecio a la Religión católica, mayoritaria entre los ciudadanos a los que representa. De hecho, en sus actos prohíbe que aparezca ningún cura u obispo no vayan a romper la laicidad de la nueva Zarzuela. Y tras una oposición de la Reina Letizia a que sus hijas fueran educadas cristianamente, al final la Princesa de Asturias, tras el plante paterno ha podido hacer la Primera Comunión. Un año después ¿ha mejorado la opinión de los españoles sobre la Monarquía? Según los multimedia dominantes sí, pero lo cierto es que la Monarquía no está mejor vista que hace un año: simplemente se ha alejado del pueblo e incluso de la vida pública. E incluso, la progresía tiene tan secuestrada a la pareja regia que la visión de los cónyuges es mejor que la de la institución. Como muestra, el botón de la Copa del Rey: pitada al himno nacional que representa exactamente lo mismo que la Casa Real. Para entendernos: rey soberano será si hace nuestra voluntad… dijeron los progres. Y ahí estamos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com