- Con acusaciones de machismo, de homofobia o con lo sea.
- Eso supone la muerte civil del sujeto, el destierro, lo que los griegos llamaban condenar al ostracismo.
- Y es que los mártires deben ser evitados: son semilla de cristianos.
- Los delitos de odio contribuyen con entusiasmo al ninguneo de los católicos.
- En paralelo, no se trata de destruir a la Iglesia, sino de conquistarla.
- O sea, crear una falsa Iglesia.
El Nuevo Orden mundial (NOM), nuevo nombre y nueva forma de la masonería internacional, tiene un único enemigo: el Cuerpo Místico de Cristo. O sea
la Iglesia de Roma.
Atención: el objetivo de esta nueva cristofobia no consiste en destruir a la Iglesia, sino en conquistarla, hasta que la Iglesia visible se haya convertido en la falsa Iglesia.
De la misma forma, ya no se trata, como en 1936, de
matar a los católicos e incendiar templos: de lo que se trata es de marginarlos, de ningunearlos, de condenarles a muerte civil,
que no tengan ninguna influencia pública y, a ser posible, silenciar su voz. Vamos, que si eres católico, y no abjuras de tu fe, estás condenado a ser un don nadie.
¿
Estoy relatando un proyecto? No, estoy describiendo la realidad.
Muy importante: no se trata de ser mártires. Los mártires son semilla de nuevos cristianos, y en cantidad.
No se trata de condenar a muerte sino a condena jurídica, que es mucho más democrática y aún más demoledora.
Por ejemplo, el machismo o la homofobia -convertidos ahora en delitos de odio- dan para muchos ostracismos:
si logras que a un cristiano, por el simple hecho de decir lo que piensa, esto es, la doctrina de la Iglesia,
le condenen por machismo u homofobia, a ser posible "en sede jurídica", ya le has ejecutado. Civilmente, pero le has ejecutado, y condenado… al ostracismo,
al destierro civil. Será señalado como paria para el resto de sus días y nada de lo que diga influirá en nadie, aunque se trata de una autoridad en la materia.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com