• Es la viva imagen de la herencia de la progresía, ese fenómeno que eclosionó hace 50 años.
  • Falta de disciplina moral porque la moral no existe: los radicales del islam lo aprovechan para imponer su ley feroz en barrios donde no entra la policía.
  • La policía no puede ni citar la raza de los delincuentes, no vaya a incurrir en racismo.
  • No pueden convocar conciertos porque la cosa acaba en violaciones.
  • Prohibido prohibir, dijeron los suecos, y ahora se ven abocados a la prohibición total de todo, lo bueno y lo malo.
Lo de Suecia empieza a ser cachondeable. Mejor reír que llorar. El país considerado como ejemplo de tolerancia y civilización tiene ya zonas donde la policía no puede entrar, por ejemplo, zonas controladas por los musulmanes. Esa misma policía no puede ni describir la raza de los criminales, no vaya a ser que incurra en racismo. Y son tan, tan libres, que hasta tienen que suprimir conciertos y actos públicos por temor a las agresiones sexuales. ¿Qué esperaban? Llevan 50 años promocionando la pornografía y el sexo sin compromiso, y separando sexo de amor. Pus ahí tienen el resultado. Suecia ha sido tonta y progre. Y ahora acaba en tragedia. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com