• No es esclava del mercado y reinvierte el beneficio en la propia empresa.
  • Ideas del modelo Roig: son las personas y no las empresas, las que tienen que hacer mecenazgo.
  • Otra: una cosa son los empresarios y otra, los especuladores.
  • Bien por la lucha contra la especulación y bien por el trato a los empleados.
  • Problema: Mercadona ha colaborado como pocas a cargarse al pequeño productor y al pequeño comercio.
El modelo Mercadona tiene muchas cosas muy positivas. De las explicaciones de Juan Roig (en la imagen), durante la presentación de resultados celebrada este jueves, podemos extraer algunas de ellas. Por ejemplo, el trato a los empleados, que responde al principio de "trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti", tal y como explicó el presidente del grupo. Trato que se concreta en el sueldo, en las primas por objetivos, en alargar 30 días la baja por maternidad, etc., etc., etc. Efectivamente, Roig tiene las ideas muy claras. Por ejemplo, distingue perfectamente entre empresarios y especuladores. Los primeros son los que crean empleo. Los segundos, no. Los empresarios son los que crean riqueza, tejido industrial, empresarial, mientras que los especuladores, como indica su nombre, especulan sin más y lo más que crean es su riqueza particular que revierten en ellos mismos. Esto lo digo yo, pero seguro que Roig también lo piensa así. En este sentido, es significativo que la empresa que más factura de España (20.831 millones de euros) no cotice en bolsa. No es esclava del mercado, su valor no está sujeto a los vaivenes de la renta variable. Y no tiene pinta de que esto vaya a cambiar en los próximos años. Otra idea que merece resaltar: el mecenazgo lo deben hacer las personas, no las empresas. Las contribución social de las compañías se debe concretar en el pago de los impuestos, en la creación de empleo, en incentivar a sus empleados... pero el mecenazgo debe quedar para las personas. Roig da ejemplo de esto: en 2015 destinó, junto a su esposa, Hortensia Herrero, 50 millones de euros, entre otras cosas, a rehabilitar la iglesia de San Nicolás y a Lanzadera, una plataforma de promoción empresarial. Todo esto está muy bien y es digno de elogio. Ahora bien, el modelo Roig tienen una parte negativa. Durante estos años, Mercadona ha colaborado, como otras grandes distribuidoras, en la destrucción del pequeño productor y del pequeño comercio. El primero, porque se ha visto obligado a bajar el precio hasta unos niveles insostenibles para él. El segundo, porque no pude competir con los bajos precios que ofrecen las grandes superficies. Mercadona ni siquiera tiene franquicias que, aunque no sean el paradigma de propiedad privada, al menos permiten a un pequeño empresario tener su propio negocio. Que todos los miembros de la cadena agroalimentaria ganen dinero. Ese es, precisamente, el compromiso de Roig para 2020. Y hay que reconocer que es un asunto que le preocupa. Sin ir más lejos, fue uno de los temas al que más tiempo empleó durante la rueda de prensa. ¿La solución? Que varios productores se unan para hacer su producción rentable, es decir, para lograr bajar los precios, tal y como les exigen las grandes distribuidoras, Mercadona entre ellas. En definitiva, se trata de que lo pequeño se convierta en grande, aunque Roig asegure que no, que se trata de convertir en ágil lo que no lo es, o en rentable lo que no lo es. Como quieran. Al final es lo mismo. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com