- El crimen de Cuenca ha desatado el feminismo más bobalicón: el hombre es malo, la mujer es buena.
Que un salvaje, perdón, presunto salvaje, mate a su ex novia y a su amiga, en
Cuenca, es algo realmente reprobable. Ahora bien, contemplo a altos cargos del Gobierno compitiendo con los responsables de la oposición para demostrar a quien repugna más, no el asesinato de dos mujeres, sino el
machismo del asesino.
Y lo peor es que el
mariachi feminista se ha puesto en marcha con ideas simples pero machaconamente repetidas por la televisión: el varón es violento y sujeto de todos los defectos; la mujer es pacífica, víctima siempre del
verdugo machista. Una generalización que resultaría burda en primero de la ESO pero que sirve para la monigotera televisiva.
Mire usted, la
mujer es más violenta que el
varón. De hecho, las cifras de aborto lo demuestran. ¿Por qué entonces, entre adultos, hay más víctimas de género femenino que de género masculino? Por razones obvias: la mujer es menos fuerte que el hombre y cuando un matrimonio acaba en odio cada sexo emplea sus armas.
Pero las formas de violencia de la especie humana, por racional, son mucho más variadas que la mera fuerza física. De hecho… cuando la mujer es más fuerte, respecto a su propio hijo concebido en su vientre, actúa con una violencia que deja enana a la empleada por el bestia de Cuenca.
Sí, la mujer es más violenta que el hombre. Pero que conste que eso no me consuela nada.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com