- Hacia la prohibición de llevar símbolos cristianos en el trabajo.
- No persiguen al velo islámico sino a la cruz de Cristo.
- No van contra el Islam sino contra la Iglesia… en la católica Unión Europea.
- La abogada general de la UE, doña Juliana, aboga por lo que puede prohibirse, no por lo que no se puede. Todo muy justo.
- Consecuencialismo: no hay que estar pendiente de la provocación sino de la libertad.
- Al fondo, lo de siempre: la Unión Europea será cristiana o no será. Bueno, sí: será una tragedia.
Se llama
Juliane Kokott (
en la imagen), abogada general de la Unión Europea, una mujer tan austera que en cuanto acabó sus estudios
dejó de pensar para ahorrar ideas. Juliana ha lanzado un informe previo a la decisión del Tribunal de Justicia de la UE (Dios nos libre de los jueces) donde se opta por obligar a las empresas a prohibir el
velo islámico y la cruz cristiana en los centros de trabajo.
El primero les importa un bledo, claro está, pero a la segunda,
a la cruz de Cristo, le tiene muchas ganas en la Católica Unión.
Y la argumentación de la señora Kokott es formidable:
no puedes dejar el sexo y la raza en el perchero al llegar al trabajo, pero sí la religión".
Y esto es bello e instructivo, querida Juliana, pues recuerda la frase de
Chesterton: "Cuando llegues al Parlamento o en la redacción debes dejar el sombrero en el ropero pero no es necesario que dejes la cabeza".
Además de austera, la señora
Kokott es posibilista: mire usted, no puede despellejar a alguien en el trabajo por ser negro o por ser hombre o mujer (estaría muy mal visto) pero como sí puedo prohibirle cualquier símbolo religioso... pues ya ven, les voy a tocar las narices.
¿Y la libertad de expresión? ¿Y la libertad religiosa? Todo sea por evitar la provocación. O sea, que presentarte como lo que eres, como cristiano, es una gravísima provocación.
Es lo mismo que decía el rijoso: ¿Cómo no voy a violarla si iba provocando?
Y más pendiente de la provocación que la libertad. O sea, que la chica es consecuencialista. En definitiva, que
las cosas no son buenas o malas en sí mismas:
dependen de la consecuencia que provoquen. Y si pueden provocar violencia, pues claro que sí: censuremos a los cristianos.
Consecuencialismo: no hay que estar pendiente de la provocación sino de la libertad.
Al fondo, lo de siempre: la
Unión Europea será cristiana o no será. Bueno, sí: será una tragedia.
En España, claro, hay que pensarse lo del Brexit. A lo mejor no es mala idea marcharse de una Europa tan podrida que ya no acepta mejoras.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com