El uso interesado que, sobre todo los socialistas han hecho de la Constitución durante el Sanchismo ha influído en que muchos españoles entiendan el texto como algo muy parecido al Código Penal, con sus normas y penas tasadas al milímetro.

Ejemplo: Pedro Sánchez no deja de repetir que el PP no cumple la Constitución porque no acepta renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o el Tribunal Constitucional (TC). Dejando a un lado que lo que no quiere el PP es que el PSOE controle, aún más, con sus monaquillos progres los órganos de poder judiciales, no se puede hablar de rebeldía inconstitucional.

La Constitución siempre será papel mojado, porque más que una norma es un consenso, más que una ley es un acuerdo. Pero precisamente por eso es importante.

La Carta Magna no se cumple, se respeta. Así, desde el momento mismo en que se utiliza como arma contra el adversario pierde todo su sentido.

Sí, no es un insulto hablar de papel mojado. Ejemplo, el artículo 15 asegura que todos tienen derecho a la vida pero como no especificó quiénes son o somos todos, resulta que el aborto se ha convertido en ley, incluso en un derecho, vulnerando de forma clara la Constitución

La Constitución también asegura que todo el mundo tiene derecho a un trabajo pero hay 2,8 millones de parados... tasados. O que todo el mundo tiene derecho a la vivienda, pero no parece que se haya cumplido o que se deba regalar una vivienda a cada español (no les demos ideas a los de Podemos). 

Es verdad que una Constitución es una colección de derechos de la persona pero no una norma repleta de precisiones y concreciones. Así que mejor no utilizarla como arma política. No resulta elegante.

Es papel mojado. Por eso es importante.