Sr. Director:

La opinión pública de Estados Unidos está desconcertada y dividida en torno al presidente y a las primarias demócratas hacia la elección del 2020. Así lo deduzco de la lectura de los titulares de artículos y editoriales recogidos a diario en las síntesis de RealClearPolitics: continuos escándalos contra Donald Trump –desde Ucrania a los jueces nombrados para el Tribunal Supremo-, junto al desconcierto ante las propuestas cambiantes de Biden, Warren o los demás presidenciables demócratas. Los medios, en conjunto, no perdonan al presidente la que consideran “guerra contra la cultura liberal”, mientras él los desprestigia y trata de conectar en directo con los ciudadanos, sin intermediarios.

En cierto modo, es una carta de presentación semejante a la usada por el actual presidente de Brasil, al que se le acusa de casi todo, incluidos los incendios forestales en la Amazonia. Aquella gran nación, uno de los países emergentes a finales del siglo XX, sucumbió a los encantos de un socialismo mesiánico pero corrupto, hasta llegar a lo que ahora los críticos de Jair Bolsonaro desprecian como neoliberalismo autoritario.

No se libran del desencanto ni siquiera países tan serios como Alemania, según los resultados electorales de los populismos de extrema derecha; por cierto, no es casual que esa reacción crezca sobre todo en la antigua república “democrática”.

 

Tampoco es fácil reducir a este esquema la actual situación italiana, que podría haber superado a corto plazo la crisis, tras la experiencia fallida del gobierno de coalición entre dos populismos de diverso signo, como la antes Liga del norte y el movimiento cinco estrellas…