Sr. Director: Sería presunción mía descubrir la vida de Santa Teresa desde mi ignorancia literaria. No es esa mi intención. Su vida, su obra y toda su trayectoria están al alcance de cualquier persona que quiera conocerla, en esas biografías ilustradas y apasionadas. Destacar su figura desde otra lectura, desde de otra opción más sublime, más profunda es mi deseo. La tenemos de modelo y ahora como ejemplo de su intensa vida. Con motivo del V Centenario de su nacimiento se han organizado actos, peregrinaciones, visitas, conferencias y encuentros de miles de personas que han peregrinado a su tierra de origen, Ávila. Éstos son el testimonio de tantos cristianos que acuden a esta ciudad para reforzar su fe e identificarse con Cristo desde el conocimiento de la Santa. Las aficiones y las devociones están servidas y recordando la frase de Antonio Machado podemos decir: "Cada caminante siga su camino". Pero su figura me lleva a matizar la importancia de su fortaleza, su tesón, su capacidad de sacrificio y esa lucha constante en sus objetivos. Mujer de una planta, modelo y acicate para ver con claridad que la lucha de la mujer para alcanzar metas existió, existe y existirá siempre, pero sin reivindicar la lucha como arma arrojadiza para atacar cualquier situación lejos de la sensatez y el esfuerzo. La Santa fue una de las mujeres que por su empeño y tenacidad el mundo y la Iglesia la reconocían como ejemplar: fue declarada por la  Iglesia Santa en 1622. Más tarde, el 27 de septiembre del año 1970, Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia, al encontrar en ella esa sabiduría intelectual y espiritual y la búsqueda continua de un ideal. De modo que se convirtió en la primera mujer nombrada Doctora de la Iglesia. En su vida padeció crisis de fe, luchó con enfermedades sintió el dolor de la incomprensión. Su ideal era la fundación de más conventos, peregrinaba por aquellos campos sombríos y rocosos, cabalgaba por aquellas tierras áridas y farragosas para encontrar ese sitio donde fundar conventos de acogida de tantas jóvenes. Llegó a conseguir 1.000 casas de novicias, que fueron el alma de tantas vocaciones seguidoras de su constancia  y su ejemplo. En sus biografías se dice que era bella y optimista, de buena posición, mimada por su padre D. Alonso Sánchez de Cepeda.  Supo romper con los regalos que la vida le ofrecía: la comodidad, el bien vivir y rompió con todo esto cuando en la profundidad de su alma fue encontrado el sentido de su vida. Después de muchas exclusiones sobre el reconocimiento de sus muchas cualidades, la razón que se alegaba para su rechazo era siempre la misma: "obstat sexus ",  el sexo lo impide. Pero vivió en la profundidad de su alma siempre esa inquietud que le llevaba a su amor a Dios y en su éxtasis, su vocación le llevo a permanecer fiel a sus deseos de fundar conventos, de dar razón sobrenatural a la vida, de compaginar trabajo y oración, y en aquella noche oscura volvía a remontar la aridez  de su alma. Su espiritualidad, fruto de un gran esfuerzo en la lucha diaria, es el legado que nos ha dejado a través de su obra y de sus grandes novelas. Santa Teresa fue mujer y fue heroica. Comparándola con tantas mujeres ejemplares que llenan las hemerotecas, se pueden destacar también mujeres anónimas que en uso de sus capacidades y abnegación son referencia de admiración. Sobresalen mujeres de bandera como Marie Curie, quien recibió dos Premios Nobeles  en investigación en Física y Química. Eva Perón, Política que promovió los derechos de la mujer, entre ellos el sufragio femenino de voto. Indira Gandhi,  Primera Ministra de la India. María Victoria Atencia, poetisa con tantos reconocimientos. María Callas, soprano conocida internacionalmente. Madre Teresa de Calcula y tantas políticas, investigadoras, novelistas, profesionales… En este siglo XX tenemos una gran lista de mujeres que han destacados en varios campos de la vida, han sido plataforma en la investigación, en la entrega callada de su vida ordinaria, como esposa y madre de familia, en la cultura, en la poesía, en tantos campos donde su empeño y esfuerzo han sido el motor de su éxito. No necesitaron pancartas, manifestaciones, gritos ni acciones deshonestas, sino lucha; esa lucha que se vive con limpieza cada día. El 3 de agosto de  2015, la Universidad Católica de Ávila  distinguió a Santa Teresa como Doctora Honoris Causa  en el marco de la celebración del V centenario de su nacimiento. Con este reconocimiento cierro estas líneas que han querido recordar a la gran Santa de Ávila. Inés Robledo Aguirre