Sr. Director:
Por lo que a Pablo Iglesias respecta, sentirse humillado porque no se le ha dado la oportunidad, a él o a los suyos, de entrar en un gobierno, haciendo valer tres millones y medio de votos -que suponen poco más del 14%- y 42 escaños -por muy necesarios que sean- de los 350 del Congreso resulta, cuando menos, pretencioso.
Es inevitable que al analizar a ambos interlocutores, Sánchez y Iglesias, aparezca la sospecha de prepotencia en el uno y sobrevaloración en el otro.
Por ahí no se llega a una investidura, no se ha llegado, y después a un gobierno de coalición con unas garantías mínimas de estabilidad.
Por eso, tantos piensan en que uno y otro estaban, como se ha demostrado, por la repetición de elecciones, sin perjuicio de que otros muchos queramos ver y palpar que la izquierda socialcomunista, ha dejado pasar la oportunidad que se le presentaba.