Sr. Director:
Si es dudosa la necesidad de que exista un ministerio de Consumo, que parece diseñado para dar satisfacción a la cuota política de su socio comunista, el ministro Garzón es el exponente del político que quiere convertir al Estado en un educador que nos diga lo que tenemos que hacer y lo que no.
Su ridículo sectarismo ha llegado a límites insospechados con su campaña en la que indica a los padres qué juguetes hay que comprar a sus hijos. Campaña que proponía una “huelga de juguetes” que dejaba perpleja a la industria juguetera española en un momento difícil. Lo de la calidad de la carne española exportada y el bienestar de los animales no tienen parangón. Pedro Sánchez debería impedir que su ministro Garzón siga haciendo el ridículo exhibiendo su sectarismo pueril.