Sr. Director:
Según investigaciones recientes sobre la personalidad del fundador del PSOE aparecidas en un reciente ensayo, Pablo Iglesias Muerte y Memoria (1850-1925), Pablo Iglesias no fue el político que la mitología socialista quiere presentar, basada en un acrítico culto a la personalidad del padre fundador del partido. Se resalta su origen social muy humilde, su efímero paso por las aulas, lo que no impidió su deseo de cultivarse, su afición a la lectura, para defender sus derechos, combatir a sus adversarios político-ideológicos e imponer su modelo de sociedad.
P. Iglesias fue ejemplo de militante socialista, el del tipógrafo de finales del Siglo XIX, autodidacta y deseoso de saber. Las bases de las fuentes de su formación no fueron principalmente las marxistas, sino que las tomó del pensador francés Jules Guesde, su modelo de acción y pensamiento, incluso aprendió el francés satisfactoriamente. Su deseo de cultura le llevó a leer a los autores españoles del Siglo de Oro y algunos autores románticos como se prueba por su interés por el teatro, no mostró interés por los autores del la Generación del 98 ni por Clarín, todo lo contrario Galdós, su favorito, con quien llegó a tener amistad. Nunca se consideró un intelectual convencional, conocía sus limitaciones en este campo y era pragmático. Como líder político ejerció un control total sobre el PSOE, hasta el punto que todas las decisiones más importantes las tomaba en su propio domicilio, acompañado por unos pocos dirigentes de su máxima confianza. En las Cortes destacó por su agresividad, propugnando el atentado personal contra Maura y Canalejas. Se enfrentó a Besteiro en la huelga general de 1917. No fue partidario del ingreso en la III Internacional, lo que provocó la escisión en el PSOE con la fundación del Partido Comunista Español (PCOE). Colaboró con la dictadura de Primo de Rivera, para resguarda la supervivencia de los movimientos obreros.
Un déficit muy grande que aún perdura en el PSOE actual, es la incapacidad de analizar de forma solvente y objetiva la influencia del Catolicismo en España. Pablo Iglesias fue profundamente anticlerical y expresó con frecuencia su voluntad de dar un cambio radicalmente laicista a la sociedad española. Para él como para muchos socialistas actuales, la Iglesia era tan solo una servidora de la burguesía. Pablo Iglesias a pesar de esta animosidad, nunca fue partidario de que su partido se confundiera con los agresivos anticlericales burgueses y republicanos, como hizo su partido en la República. Para P. Iglesias la energía revolucionaria debería ir contra los patronos no contra los sacerdotes. Solo era necesario aplicar la supresión de subvenciones del Estado a la Iglesia Católica para que el clericalismo finalizara. La cuestión femenina nunca fue de interés para Iglesias, todo lo contrario del PSOE actual, su rechazo a la sociedad patriarcal no la veía en la ideología de género de feminismo radical del PSOE, sino en la estructura social que dividía la sociedad en explotadores y explotados, según los tópicos del Manifiesto Comunista. Un problema generalizado dentro de la ideología social-comunista es el culto reverencial y acrítico a sus fundadores