La gran mayoría de los sacerdotes no han caído en pecado de carne, no han roto su celibato y han sido muy felices
Sr. Director:
Estamos sufriendo una batalla que creo que es la más grave que ha sufrido la humanidad, no se trata de una batalla con armas químicas que produce la muerte de millones de personas, se trata de una batalla psicológica, moral, espiritual, con un bombardeo constante que consigue un “lavado cerebral” en muchas personas, que viven angustiadas, atemorizadas, aterradas que no se atreven ni tan siquiera a salir de sus domicilios, pero ¿Cómo ha sido esto posible, con un constante y diario ataque psicológico que no obedece a una causa real? Puede ser que la contestación a esta pregunta tengamos que retroceder unos años; se ha ido estableciendo en el mundo, principalmente occidental, un sistema de gobierno en el cual ha desaparecido Dios, ni tan siquiera se le nombra.
Han pasado los años y la sociedad en términos generales ha perdido la fe que era la base sobre la cual se sustentaba la civilización cristiana. Quedó desarmada esa sociedad, sin valores morales ni espirituales, basada únicamente en el bienestar material. Satanás, cuya táctica es dar dos pasos adelante y uno hacia atrás, se ha ido apoderando de las naciones que antes eran cristianas y que se mundanizaron, lo cual también ha ocurrido en la Iglesia Católica, por tanto un cura con sotana al cual hay que aplaudir por que es un testigo fiel, es atacado por los esbirros seducidos por Satanás que no quieren ver testigos, por que son un estorbo para el fin que Satanás se propone: dominar y esclavizar al género humano. Estamos en lo más cruel y crucial de esta batalla, la más grave que ha sufrido la humanidad, porque es la batalla final que nos narra el Apocalipsis. Cristo triunfará y con Él todos los que hayan permanecidos fieles y no se han dejado seducir por Satanás.