Sr. Director:
Las generosas ayudas de la Generalitat a la empresa privada del nuevo presidente catalán han provocado una lógica indignación.
Resulta que nada más fundarla, Puigdemont comenzó a embolsarse subvenciones del gobierno catalán. El primer año ya recibió cinco veces más dinero público de lo que él mismo puso en el capital de su empresa.
Y en los años siguientes se embolsó hasta medio millón de euros, incluso cuando ya era diputado de CiU. Es decir, mientras apoyaba políticas restrictivas en sanidad o en educación para los ciudadanos corrientes y molientes, fluían cantidades escandalosas de dinero público hacia su empresa privada en la que, para más inri, tenía colocada a su mujer. Todo esto quizá pueda ser legal. No lo sé. Pero, sin duda, no es muy ético ni ejemplar para quien se presenta como Molt Honorable.
Francisco Gombau
La comunión en la mano no es más que la vanguardia contra la supresión de la Eucaristía
15/12/24 15:00