Sr. Director:
El problema de creer que todos son más tontos que tú es que no siempre es verdad. Varios meses ( 4 o 5) después de las elecciones se percibe una carrera de tontos intentando demostrar que no lo son tanto, o que por lo menos, lo son menos que los demás. Todo se ha ido en intentar dividir para mermar la fuerza del contrario, intentar abajar a los demás, despreciarles y procurar el desgaste máximo del posible contrincante, sin percibir que eras tú también el que se estaba desgastando con el rifirrafe, conforme se alargaba el tiempo de generar el descrédito del otro, como si eso hiciera que aumentaran así tus posibilidades de gobernar en solitario, con apoyos puntuales de los tontos y tontas que no podrían hacer otra cosa, pensabas, más que atender a tus sugerencias y seguirlas sí o sí.
Y resulta que no es no. Los tontos y tontas han aprendido de tu estrategia presuntamente demoledora, a aplicarte las mismas recetas que tu creías dominar en solitario. Con el tiempo que ha pasado han podido aprender a utilizarlas con la misma maestría, tan tonta ahora y siempre, porque al que divide, le dividen, mientras que lo que falta es gente que sume, que sea generosa y desprendida, pendiente de buscar lo mejor para los demás, y de eso, nada de nada.