Ante momentos concretos, la muerte de un ser querido o el final de algún acontecimiento como por ejemplo el de un año o la festividad del Día de Difuntos, etc., nos solemos platear el problema de después de...
Y es que la eternidad nos espera. Nos preocupamos mucho de lo terrenal que va a durar muy poco. Nos preocupamos de la salud, del dinero, del éxito, de nuestra imagen, etc. Todo esto es transitorio. Lo único que va a perdurar es lo espiritual. El cuerpo se lo van a comer los gusanos. Lo único que va a quedar de nosotros es el alma espiritual e inmortal.
Con la muerte no termina la vida del hombre: se transforma, como dice el Prefacio de Difuntos. Palabras de Santo Tomás Moro sobre la morada en el cambio de destino. Los que niegan la vida eterna es porque no les conviene. Pero negarla no es destruirla.
La verdad es lo que Dios nos ha revelado. Cualquiera situación o circunstancia es un buen momento de hacer balance. No sólo económico, sino también espiritual y moral. No podemos olvidar que la eternidad nos espera.
Pedro García