Desde la fecha de los execrables y brutales atentados contra los trabajadores de la revista Charlie Hebdo y los policías que intervinieron, hemos visto sucederse en pancartas, titulares, etc., la frase "Je suis Charlie".
Entiendo que se ha utilizado como sinónimo de "yo soy defensor de la libertad de expresión".
Yo también defiendo la libertad de expresión pero, en mi opinión, por lo menos en algunas de las viñetas que han aparecido en varios de los números de esa revista, se han traspasado con mucho los límites, ofendiendo gravemente los sentimientos y creencias religiosas de mucha gente para quienes Dios y lo relacionado con Él supone el aspecto más importante de sus vidas, tanto en el plano intelectual como en el afectivo.
Creo que el derecho a la libertad de expresión tiene que tener sus límites y respetar a las personas y a sus creencias y sentimientos más profundos: no se puede decir cualquier cosa ni de cualquier manera. Si esos límites se traspasan, el Estado de Derecho en las sociedades democráticas tiene previstos los cauces para que se denuncie.
En ningún caso la violencia y la barbarie terrorista pueden justificarse, aunque se traspasen esos límites.
Isabel Pinaglia