Sr. Director:
Después de la venida al mundo de nuestro Señor Jesucristo, el acontecimiento más grande en la historia de la humanidad ha sido el descubrimiento de América.
Monseñor Zacarías de Vizcarra, obispo consiliario de la Acción Católica Española, fue el feliz descubridor de la palabra y Ramiro de Maeztu, uno de sus expositores, el que la propaga. Pero la Hispanidad estaba ahí. Nosotros no la hemos edificado ni constituido. Nos hemos limitado a declararla, a proclamarla, a quitar los velos que la cubrían. Pasa como los astros y con los dogmas.
El astro está ahí, oculto, hasta que un observador lo descubre y señala con precisión la antes ignorada criatura sideral. El dogma, igualmente, está embebido, navegando en el tesoro de la Revelación tradicional y escrita, vagamente percibido y expuesto a los choques de la discusión y la disputa, hasta que, agudizada la perspectiva histórica y asistido por la infalibilidad prometida, cuando se trata de los graves asuntos que atañen a la fe, el Romano Pontífice, declara la verdad, que so pena de herejía, deben aceptar los hijos de la Iglesia.
Las colonias se independizan pero la Hispanidad permanece.
La leyenda negra ha ensuciado la historia usando los tópicos conocidos.
Se montan leyendas con hecatombes de indios pacíficos e inocentes y se presenta a los españoles como bestias torturadoras sedientas de sangre, ambiciosos, inhumanos y salvajes.
No vamos a negar, como en toda obra humana, que hubo pecados y pecadores, pero cuando Alonso de Ojeda llega a las Antillas en 1509, no les dice a los indios que los descubridores pertenecen a una raza superior y distinta, sino que, animándoles, les enseña que "Dios Nuestro Señor, que es único y eterno, creó el cielo y la tierra y un hombre y una mujer, de los cuales vosotros y yo, y todos los hombres que han sido y serán en el mundo, descendemos".
"Nuestros amigos los indios" repetirán los reyes de España, y para ellos, para que fueran respetados y amados como iguales se dicta ese monumento de las Leyes de Indias, que ahí está para gloria de los hispanos y vergüenza de los fariseos que han querido ocultar sus lacras vergonzantes lanzando manotadas de cieno sobre la estampa limpia de la verdad.
Y ¿es casualidad o es Providencia que el descubridor de América se llame Cristóbal? Porque etimológicamente, Cristóbal significa, "el que lleva a Cristo, el portador de Cristo". Y esa fue la principal empresa: llevar a Cristo, Redentor de la humanidad.
AES
Las empresas familiares se rompen. Del Pino fue el pionero, los Botín y los Entrecanales, los próximos
13/12/24 16:58