La sentencia del Tribunal Supremo de Alabama que establece que los embriones tienen, desde el punto de vista jurídico, el mismo estatus que los niños, ha provocado un intenso debate. Es sin duda una cuestión importante y el dilema ético de qué hacer con los embriones congelados no está ni mucho menos resuelto. La práctica dominante hasta el momento ha sido la de prolongar indefinidamente la crioconservación. La Iglesia católica ha intervenido en este debate afirmando siempre que el embrión tiene la dignidad propia de un ser humano, y, por tanto, no se puede tratar a los embriones congelados como “material biológico”.