Sr. Director:
Hay que partir de la base de que en el mundo de la política hay bastantes personas de una exquisita honradez, incorruptibles y dignos de hacer mención de ellos; no me atrevo a señalar nombres, pues me dejaría muchos en el tintero, pero todos conocemos a más de uno que se salieron de la política o se jubilaron del poder, siendo ejemplares en todo.
Pero, seguramente, conocemos a muchos más corrompidos en el ejercicio de su mandato, que lo ensuciaron con el abuso del mismo y de un proceder deshonesto y egoísta que denigra esa profesión que debía ser ejemplar. Mas, insisto, no son todos iguales.
En la corrupción hay que distinguir dos tipos: la ilegal y la legal. La ilegal es perseguida por los medios del Estado y en la mayoría de los casos, castigada. Tenemos como ejemplo el caso de los Eres falsos, las tarjetas Black, la Gurtel, Filesa, Mercasevilla, 3% catalán, alcaldes de Ciempozuelos y un sinfín de casos. Pero no debemos olvidar que hay otro tipo de corrupción que es legal. Es legal que un político, nunca votado por el pueblo, pueda ejercer de presidente, por valerse de artimañas y maniobras poco honestas para ello; esto es corrupción, sobre todo porque está obligado a pagar las sucias hipotecas que le llevaron al poder. También es corrupción, aunque legal, que haya otros políticos que se aprovechen de las clases más necesitadas para hacer demagogia y populismo con ellos, sabiendo que sus planteamientos y decisiones no mejorará el bienestar ni de ellos ni del resto de españoles. Es corrupción la asistencia de algunos políticos, con aspecto andrajoso, al templo de representación del pueblo, el Parlamento, pero es legal. Sin duda es corrupción utilizar el poder para colocar a familiares y amigos en puestos de relevancia en los que recibirán pingües salarios, pero es legal. Ahora nuestro presidente del gobierno ha dado saltos de alegría al ver la posibilidad de crear una nueva comisión de investigación, en la que podrá colocar a más amigos, para ver que horario nos interesa más a los españoles; esto también es corrupción, aunque sea legal.