Sr. Director: Los dos países más grandes y ricos de Iberoamérica, Brasil y Venezuela, convertidos tiempo atrás en la enseña del "progresismo", se encuentran hoy en medio de un gravísimo conflicto social que preocupa a todo el continente. Aunque son diferentes los orígenes de los respectivos conflictos, se asemejan en la resistencia a admitir una realidad provocada por entender la política como instrumento para consolidar el poder a base de promesas utópicas y engaños en las cuentas públicas. Tanto el presidente venezolano Nicolás Maduro como la ahora expresidenta brasileña Dilma Rousseff han coincidido en calificar las protestas populares y los mecanismos parlamentarios de control, como intentos de golpe de estado. En el fondo se trata de una resistencia personal a pasar a la historia como los líderes del fracaso de una política supuestamente progresista, basada en el poder personal (populista), como ocurrió también en Argentina. Xus D Madrid