Sr. Director:

La Presidenta de la Comunidad de Madrid ha inaugurado el Belén de la Real Casa de Correos con un discurso excepcional que está teniendo un eco inusitado, y no es para menos. Habría que reproducirlo todo, porque todo en él es digno de resaltar. Me limitaré, pues, a significar algunas de las ideas más trascendentales. El verdadero y genuino sentido de la Navidad: La venida de Dios a la Tierra como hombre mortal, “la dignidad del ser humano colocaba el listón en lo más alto”. Y, desde luego, la importancia de estas fechas: “celebramos algo que es mucha más importante que las vacaciones, los regalos, las luces”.

El recuerdo a los cristianos perseguidos de manera expresa, porque sigue siendo evidente esta realidad: persecución incluso en los países civilizados, sin ir más lejos en esta España en la que vivimos que cada vez da muestras de más incivilizada. Lo católico molesta a determinadas instituciones oficiales y por eso hay, no ya que ignorarlo, sino destruirlo. Es el sentido de respeto y comprensión que muestran algunos que dicen defender la libertad. No podía faltar la referencia a la raíz cristiana de España y de toda Europa. Es una verdadera lección de historia, de auténtica y genuina Historia que quieren algunos manipular en los libros de texto o en determinadas constituciones. Y como colofón, esa presencia vivencial en estos días de “la caridad, la piedad, el perdón, la tolerancia, el cuidado a los enfermos, la ayuda a los vulnerables, el respeto a la vida humana, la dignidad humana, la dignidad de la mujer, la satisfacción de compartir y de hacer el bien…”