A partir de ahora, el padre disfrutará de un permiso de paternidad de cuatro semanas en lugar de dos. Y esto es maravilloso, según el gobierno,  cambio harto feminista, progresa tremendamente conciliador. Incluso lo consideran favorecedor de la natalidad. Y si cuela, cuela. Pues va a ser que no. Lo que ocurrirá será que ahora, para las empresas, no sólo será peligroso contratar a una mujer joven porque puede ser madre sino también a un hombre joven porque puede ser padre. La baja natalidad sólo invertirá su actual tendencia suicida cuando se instaure un salario maternal digno de tal nombre. Cuando la mujer pueda elegir entre aguantar a sus suspiros en el trabajo o enseñar a vivir a sus hijos. Porque el papel de la madre nadie lo puede sustituir. Y si no, pues la población caerá en picado. Hispanidad  redaccion@hispanidad.com