La corrupción de lo mejor es lo peor. Las asociaciones de defensa del consumidor son las sucesoras de los sindicatos, desde que los proletarios se convirtieron en consumidores activos. Y es importantísima su función, pero como ocurriera con los sindicatos marxistas, de clase -los otros casi desaparecieron o se convirtieron en centrales sectoriales- las asociaciones cometieron el error de politizarse e ideologizarse. FACUA era la más izquierdosa y la más dura a la hora denunciar los abusos, o presuntos abusos, de las grandes empresas. Pues bien, ahora Causa Común, entidad competidora en defensa de los consumidores, recuerda que la justicia ya ha reclamado a Rubén Sanchez, su portavoz, las subvenciones recibidas por FACUA, así como las facturas de los últimos seis años.

No han sido condenados, incluso aunque lo fueran los jueces también se equivocan. Ahora bien, antes de acusar al prójimo conviene mirarse los bajos. Y no deja de ser peligroso el juego de la acusación permanente a todo y a todos. Porque los otros responden con la misma moneda y Juan Español empieza a pensar lo que ahora mismo piensa: que todo está podrido.

Hispanidad

redaccion@hispanidad.com