Aclaremos: honradez es lo que se juega de cintura para arriba y honestidad de cintura para abajo. Pero aún más absurdo resulta la nueva moda política de calificar la actuación del contrario como obscena. Y la peor y más inadvertida de todas, más producida, además. Confundir higiene con pureza. No tiene nada que ver. La higiene pertenece al cuerpo, la pureza al alma. Ejemplo: un bebé suele ser un personaje muy puro, el más puro e inocente de todos, pero resulta un verdadero guarro desde el punto de vista… higiénico. El lenguaje político español resulta más retórico que dialéctico y más cursi que profundo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com