Bayer continúa exprimiendo a España
Suena sarcástico que Bayer anuncie el cierre de su mayor planta química que tiene en España, la de Tarragona, y diga que es "un paso doloroso que no fue tomado a la ligera". Valiente estupidez la esgrimida por la mayor multinacional abortista del mundo. Pero no es a ese triste negociado, el del aborto, al que se dedica la planta de Tarragona, sino a la fabricación de productos derivados del poliuretano. Resulta que como esa planta, en manos de Covestro -la filial química de Bayer en la que la multinacional renunció a intervenir desde octubre (funciona de modo independiente- ya no es lo rentable que querían, la cierran y mandan a la calle a 120 de los 220 trabajadores que emplea. Dice la multinacional que mantendrá sus otras dos actividades, la producción de sistemas de poliuretano y logística de ácido clorhídrico, con las que podría hacer lo mismo, en cualquier momento, por el manido argumento de la competitividad. Todo es mucho más sencillo, pero sobre todo por las razones que oculta la multinacional. Sobre todo, que la filial química de Bayer saldrá a bolsa en 2016 y la razón social es una minucia en comparación con la razón económica. Quiere cotizar sin estorbos. A Bayer siempre le ha importado el fin; los medios le traen sin cuidado. Por eso es también una de las empresas más tramposas de Alemania. Y es en ese terreno en el que es inevitable referirse a su negocio abortista, del que se lucra sin referencias morales y que le ha provocado, encima, no pocos problemas. Vean, si no, los últimos chismes que quiere comercializar en Europa -como un nuevo dispositivo intrauterino (DIU), cuyo efecto se prolonga durante cinco años; o sea, más abortivo todavía-, cuando no ha resuelto todavía las contraindicaciones de otras píldoras -abortivas o anticonceptivas, potencialmente abortivas- por sus efectos secundarios como la embolia o la trombosis. En EEUU ha tenido que pagar ya, por este motivo, cuantiosas multas (1.800 millones en 2014) y en Europa afronta pleitos judiciales, también en Alemania, por las mismas razones. La cuenta de resultados es lo único que importa a Bayer. Por eso cierra ahora la planta de Tarragona. Lo doloroso, si lo esgrime Bayer siempre suena sarcástico. Hispanidad redaccion@hispanidad.com