Moncloa quiere demostrar que el presidente del Gobierno no es el consejero delegado de PRISA. ¿Quién pagará el pato? Los bancos acreedores de El País, naturalmente. Eso sí, hay división en el multimedia de ZP: Roures quiere el País y la SER, Contreras no: Don Jaume pretende el monopolio informativo de la izquierda y exige a Barroso que le apoye. Los hijos de Pancho Pérez, hartos de Cebrián y los Polanco, piden su sitio

El consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, así como su segundo más leal, el director general Ignacio Santillana, llevan un año exigiendo al Gobierno Zapatero  que no apruebe el decreto de TDT de pago. Al final, ZP, que no soporta la prepotencia de Cebrián -incompatible con la suya propia- ha decidido demostrar quién manda en España, aunque, para evitar conflictos, ha preferido la fórmula del decreto-ley, con refrendo parlamentario. Además, como comenta a Hispanidad uno de los asesores monclovitas:  PRISA no se da cuenta de que no puede chantajearnos: no puede apoyar a otro que no sea el PSOE. Lo cual es muy cierto. La SER o El País no pueden alabar al PP porque su público les volvería la espalda. Por tanto, ¿por qué hay que darle a los Polanco más de lo que ya le han dado?

Eso sí, el Gobierno continúa extorsionando a los bancos acreedores de PRISA, sepultada bajo una deuda que supera los 5.000 millones de euros y que a cualquier empresa le habría llevado a la quiebra sin pasar por el concurso de acreedores. Los bancos callan y conceden prórrogas automáticas a uno de sus principales acreedores, desde luego, el más chulesco. Listado de bancos comprometidos: Santander-Banesto, BBVA, Caixa, Cajamadrid, Popular, HSBC y BNP y hasta una cuarentena de entidades. Hablo de la deuda total, no de los 1.900 millones de deuda contraída por la OPA sobre Sogecable, vencido en marzo y aún no pagados.

Por otra parte, desde la muerte de Jesús Polanco, PRISA y no es lo que era. Por una parte, Cebrián intentó hacerse el dueño de PRISA tras comprobar que la inexperiencia de Ignacio y Manuel Polanco se lo permitían. Y consiguió victorias, tales como la defenestración de Javier Díez Polanco, el sobrino e incluso se ganó a Jaime Polanco, otro sobrino, famoso ahora por su bodorrio en Canarias. Además, el viudo de Isabel Polanco está cabreado con sus cuñados y exige vender el grupo.

Pero no, la principal división, que aún no ha saltado a la luz  es la de Pancho Pérez González, el socio eterno y personal del fallecido Jesús Polanco. No le gusta a don Pancho una fusión Mediapro pero, sobre todo, sus hijos, segundones en El País, se han cansado de esperar su momento mientras contemplan cómo sus primos, los Polanco, destrozan el Grupo. Ojo, a este punto, que será clave en los próximos movimientos.

Pero, con todo, el multimedia de ZP no es PRISA sino Imagina, vamos La Sexta-Mediapro. PRISA continúa siendo predio de Rubalcaba y Salgado -sí, no se olviden de la discreta vicepresidenta, que no da puntada sin hilo- y un poco de Fernández de la Vega, pero no de Moncloa, ni de Sebastián, ni de Pepiño, ni del PSOE pata negra (mejor pata dura, porque es el que manda). Y es Mediapro quien tiene ahora el favor del Gobierno.

Ojo, más que Mediapro, La Sexta. El hombre de Mediapro, Jaume Roures, tuvo que colocar a Miguel Barroso, es secretario de Estado de Comunicación y esposo de la ministra de Defensa Carme Chacón, al frente de la multinacional publicitaria WPP en España (1,5 millones de euros de salario, cobra más que su esposa). La razón es sencilla, Roures es íntimo amigo -y socio- del Sir británico, presidente y propietario de WPPMartín Sorrell.

¿Qué quiere Roures? Bueno, él es modesto, se conforma con poseer el monopolio informativo de la izquierda. Y aquí surge la división con José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta, con Miguel Barroso templando gaitas. Roures pretende, sencillamente, el monopolio de la información de izquierdas (perdón, progresista, o, como el mismo diría, comunista y anticlerical): no quiere fusionar los derechos de retrasmisión de TV con PRISA, tampoco una  fusión Cuatro-La Sexta. No, lo que quiere es la fusión de ambos grupos: El País, Ser, Cuatro, La Sexta, Público, Mediapro, todo en el mismo lote, quiere ser el Cebrián del siglo XXI, pero mucho más que Cebrián. Y si PRISA no se someten a sus deseos intentará absorber a Tele 5 con quien mantiene negociaciones paralelas.

Contreras se conforma con conseguir que La Sexta alcance entre un 8 y un 10% de cuota de pantalla y entre en beneficios. Pero Roures no, quiere influir, quiere ser el hombre de Zapatero. Y a Zapatero no le disgusta, aunque todavía trate con él vía Barroso. Otro intermediario de Roures con ZP es el jefe de Gabinete presidencial, Miguel Ángel Serrano.

En este contexto, lo de la TDT de pago no es importante en sí mismo, sino, porque como se diría en el País de las Maravillas, lo importante es quién manda.

Pero no lo duden: Cebrián ha dejado de ser presidente del Gobierno.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com