Por su parte, el presidente venezolano Hugo Chávez es un caudillo populista que está financiando con los ingresos del petróleo todo tipo de insurrecciones populistas, de corte indigenista y marxista, en países como Bolivia, Ecuador, etc., además de permitir, más o menos disimuladamente, un refugio para la guerrilla marxista que asesina y delinque en Colombia.
Pues bien, Uribe visita España, pero las simpatías del Gobierno Zapatero y de Amnistía Internacional en España, a quien Zapatero controla, están con Venezuela, no con Colombia. Amnistía Internacional, sección española, ha mostrado a Moncloa su indignación con la visita del demócrata Uribe, a quien incluso amenaza con llevar a los tribunales por crímenes de Estado. Mientras, la diplomacia española mantiene silencio. Es decir, permite que se insulte, eso sí, por boca ajena, a un demócrata hispano que visita España.
Naturalmente, Amnistía Internacional, que pierde mes a mes jirones de prestigio, no interpuso ni la menor pega a la visita de Hugo Chávez a España, donde el caudillo venezolano se distinguió por dar plantones a los empresarios españoles y atacar a antiguos presidente del país, como José María Aznar.
Porque la técnica siempre es la misma: son las ONG o algún socio parlamentario minoritario quien sirve de liebre a los intereses de la diplomacia Zapatero. Así, en la mañana del lunes, Izquierda Unida, en concreto la diputada Isaura Navarro, advertía que no asistiría a la recepción que el Senado español ofrecerá a Álvaro Uribe: como representante de una formación política que aboga por la defensa universal de los derechos humanos, considero indigno que las Cortes Generales den la bienvenida al máximo responsable de un gobierno que ha sido cuestionado internacionalmente por vulnerar sistemáticamente los derechos de sus ciudadanos y ciudadanas.