Sr. Director:
A pesar de conocer muchos casos de adolescentes difíciles que con su actitud crean un ambiente de desasosiego e inestabilidad en la familia, la petición desesperada de esta madre asturiana, que se pasea por las televisiones denunciando "la pasividad" de los organismos públicos" y que cede, mejor dicho, se auto-incapacita de por vida en la custodia y guarda de su hija de 13 años, con la intención de ingresarla en un centro asistencial del Principado, me ha dejado perpleja.
Es verdad que NUNCA nadie nos explico cómo ser padres, por lo que no me atrevería jamás a dar lecciones a unos padres sobre sus hijos, pero, como madre, no deja de sorprenderme esta reacción y me plantea varias dudas:
¿Qué ha pasado durante estos 13 años para llegar a declarar ante las cámaras que se sienten incapaces para reconducir el mal comportamiento de esta rebelde adolescente?
¿Han descuidado, por cansancio o falta de tiempo, los programas de televisión, las páginas de Internet, las amistades y los lugares habituales de ocio juvenil…llegando a tener una autentica desconocida en casa?
¿Han sido unos padres que, por evitar discusiones y tensión en el ambiente familiar, le han consentido todos los caprichos que la niña ha querido?
¿Qué tipo de amistades, supuestamente consentidas por los padres, puede tener una niña de 13 años para conseguir el "cariño" de un joven drogata de 18 años? ¿Dónde, como y cuando lo ha conocido?
Ahora bien, nadie duda que la adolescencia, en el caso que nos ocupa, una adolescencia precoz lleva consigo grandes dosis de rebeldía, de autoafirmación, de silencios, de sueños apasionados y de inconformismo. Los padres lo sabemos, es más, los especialistas nos lo recuerdan y nos aconsejan grandes dosis de cariño, paciencia y mucho sentido del humor, para sortear esta edad difícil, mientras se convierten en hombres y mujeres "hechos y derechos".
Por eso es fundamental saber que con gritos, castigos y amenazas lo único que conseguimos es que se atrincheren en su mundo, en muchas ocasiones delictivo, para defender su castillo a pesar de verse cercados por el "enemigo" y sin esperanzas de éxito en la contienda.
Y, para evitar que piensen que unos desconocidos intentan franquear la barrera de su intimidad, de sus "razones", de su conducta, de sus amigos… en definitiva, adueñarse de su mundo de papel, la solución que nos queda a los padres es bien sencilla: atenderlos cuando son bebes, poner limites cuando son niños y dar razones cuando son adolescentes.
Remedios Falaguera
rfalaguera@terra.es