Era un riesgo, claro, pero yo creo que el envite habría salido bien para La Zarzuela, porque el mundo está cambiando. Algunos Estados norteamericanos comienzan a prohibir el aborto y resulta que el suelo no se hunde bajo sus pies sino todo lo contrario.
El odio a la vida ha llegado al grado de bestialidades que ya no sólo revuelve las conciencias sino los estómagos. Y el aborto, no lo duden, terminará como el comunismo: de pronto, de forma casi inesperada para todos los fatalistas que en el mundo han sido -la tira de ellos- con una humanidad atónita ante lo que ha perpetrado y ha permitido.
Era, por tanto, la oportunidad de Su Majestad de resucitar la monarquía y dejar el furgón trasero de la historia para encabezar el mejor de los derechos, el derecho a la vida, para dejar de ser una marioneta y volver a ser una referencia popular.
Su Majestad ha firmado... la agonía de la Monarquía.
Eulogio López
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