Hombre, pues los tres magistrados dimitidos del Tribunal Constitucional podían haber tomado su decisión antes de la sentencia que permitió a los proetarras de Bildu presentarse a las elecciones.

Porque el mismo día en que presentaban su pseudo dimisión -estaba claro que el presidente Pascual Sala no iba a aceptar su dimisión-. Bildu se hacía con las Juntas de Guipúzcoa y lo más previsible es que se haga también con la Diputación General de la provincia. Mucho dinero y mucha información en manos de ETA. Es decir, que los dimisionarios no son víctimas, son verdugos, especialmente los dos dimitidos progres, que votaron favor de los proetarras.

Los españoles no creen en la justicia pero eso es tanto como asegurar que no creen en los jueces. Por tanto, no parece que el PP y el PSOE lleguen a un acuerdo para nombrar su cuota de magistrados en el Tribunal Constitucional. La solución está en que, ya que andamos en tiempos de reforma, se suprima el Tribunal Constitucional y se comience el camino hacia la justicia popular, no mediatizada por los partidos políticos. Eso implica potenciar el jurado, que se ha quedado en mínimos, y potenciar la elección de jueces en las urnas. ¿Por qué le tenemos tanto miedo a la democratización de la justicia?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com