El fracaso de su estrategia de Internet por móvil le obliga a entrar en el fijo
Al final, Vodafone España se va a ver obligado a convertirse en revendedor de la red de su gran competidor, Telefónica. A pesar de ser la joya de la Corona del grupo británico el problema de Vodafone es que la vida no es móvil y que su apuesta por la Internet móvil se ha demostrado todo un fracaso. La telefonía móvil ofrece rentabilidad cuando se logra amortizar la red pero no antes y la Internet por móvil sigue siendo carísima frente a la banda ancha canalizada a través del fijo.
Por tanto, a Vodafone sólo le queda la opción de crear su propia red e telefonía básica, impensable, o de acudir a las dos únicas redes dignas de tal nombre: la de Telefónica y la de ONO. Ahora bien, para una empresa de esas dimensiones, la fibra óptica, poco desarrollada en España, no cubre sus necesidades, así que hay que optar por la red de Telefonía.
Y esto es lo que busca Francisco Román, el número 1 de Vodafone es ofrecer a sus clientes una oferta conjunta de fijo y móvil, con banda ancha incluida, naturalmente. Es una cuestión de supervivencia.