Sr. Director:
El que Gustavo Villapalos ganara las elecciones a Rector de la Complutense sería una pésima noticia para la Universidad.
Cierto que Berzosa es un bolchevique que se vale del terror soviético para permanecer en el poder (introdujo la figura del alumno espía, envía emails al personal docente bajo la consigna "si eres de los míos, responde a este correo".), pero Villapalos tiene una responsabilidad no pequeña en la decadencia de la Universidad española.
Fue él quien institucionalizó el nepotismo a base de repartir prebendas entre sus adláteres; quien llevó la cultura del pelotazo a la Universidad (¿recuerdan a Mario Conde, doctor honoris causa?); a su sombra proliferó la endogamia y se produjeron escándalos con los que tuvo que apechar el heredero de su legado, el rector Puyol (y así, ¿qué ha sido del macroaparcamiento-centro comercial subterráneo que Villapalos contrató debajo de la facultad de Medicina, en su día construido pero aún no inaugurado? ¿dónde fue a parar aquel dinero público?).
Miles de anécdotas ilustran el verdadero rostro de Gustavo Villapalos; gracias a Dios en la Universidad son de todos conocidas y, sinceramente, dudo que nadie desee la reelección de semejante monstruito, que hoy por hoy deambula como alma en pena por la facultad de Derecho obligado a realizar (¡horror!) las dos actividades en las que consiste la carrera académica y a las que se supone dedicó su vida, aunque por su insaciable ambición se le hayan quedado pequeñas desde siempre: la docencia y la investigación.
Una de esas anécdotas viene a mi memoria estos días. Corrían los años 80, en plena travesía del desierto felipista. Un joven Gustavo Villapalos, ya catedrático de Historia del Derecho, era entonces director del colegio mayor san Juan Evangelista. A este joven se le había metido en la moña llegar a ministro de Educación, e invitó nada menos que a Felipe González y a Alfonso Guerra al Johny (así se llama el san Juan Evangelista en la jerga universitaria) a pronunciar una conferencia. Aceptada la invitación, se dispuso todo para celebrar el acto, pero hete aquí que justo antes de empezar se fue oportunamente la luz. Tardó en volver unas dos horas, tiempo que el señor Villapalos pasó en su despacho a solas junto a los dos próceres socialistas, mostrándoles todo su plumaje.
Sabemos por la Historia que la cosa no llegó a cuajar, pero la anécdota me parece suficientemente representativa de lo que es capaz de hacer este exmiembro del Partido Comunista (ojo, que al mismo tiempo tenía carnet de congregante mariano) para hacer lo único que se le da bien en esta vida: trepar. Volviendo al 25 de abril, la elección está difícil: ninguno de los candidatos parece idóneo para llevar el timón de la mayor Universidad de España. Pero con estos bueyes hay que arar. Yo me fijaría en los candidatos alternativos: Francisco Aldecoa, decano de Políticas, un hombre de perfil muy similar al de Berzosa, y Ángel Nogales, decano de Medicina, según dicen próximo al Opus Dei y candidato oficioso del PP. Aunque sólo sea por probar.
Antonio González
angariza@gmail.com