Un 12% de la plantilla de la multinacional holandesa de alimentación se irá a la calle, aunque nadie sabe dónde ni cómo está
Es la nueva técnica de las multinacionales. Los despidos masivos –y no forzados por la cuenta de resultados-, simplemente para mejorar el beneficio y aumentar la cotización, se anuncian el primer día de vacaciones.
Es lo que ha hecho la multinacional alimentaria holandesa Unilever, segunda del mundo, que nada más comenzar agosto –periodo vacacional por excelencia en el hemisferio norte- ha anunciado el despido de 20.000 trabajadores en todo el mundo, aproximadamente un 12% de su plantilla.
Por cierto, ¿la fortísima reducción de plantilla se debe a una reducción de la facturación o de los resultados del Unilever? Por supuesto que no. Se debe a la necesidad de reducir costes buscando producción más barata y, sobre todo, subcontratando empleo. Recuerden: la gestión moderna consiste en reducir costes, nunca en aumentar ingresos.
En otras palabras, Unilever ha decidido echar 20.000 trabajadores a la calle (sin especificar dónde, para dividir a los sindicatos de los distintos países y a la plantilla en general) tras obtener un beneficio neto de 2.281 millones de euros, en el primer semestre del año, un 8% más que durante el mismo periodo del año anterior. La facturación, es verdad, se había estancado, pero sólo eso.