Sr. Director:

Faltan pocos días para que de comienzo el curso escolar. Sin lugar a dudas, la estrella invitada de este curso va a ser la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Según sus mentores, todos ellos perfectamente definidos ideológicamente, pretenden educar buenos ciudadanos, personas respetuosas y tolerantes, enseñar los principios constitucionales y conseguir con ello ciudadanos más felices que construyan una sociedad en paz y respeto. Muy loable y ¿quién puede oponerse a tan grandes fines?

El problema se plantea a poco que se lean los curriculos sobre la asignatura, cualquier persona se puede dar cuenta que lo que subyace a la materia no es algo "neutral" sino que está impregnada de principio a fin de lo que se ha dado en llamar ideología de género. No pretendo explicar lo que es la ideología de género, ya se ha hecho en otras ocasiones en Ser Audaces y hay miles de webs que lo explican. Tan solo quiero remarcar que se trata de una ideología, de una manera de ver la sociedad, algo opinable y con la que no hay porqué estar de acuerdo.

Imponer desde el Estado una visión de la sociedad es impropia de un regimen democrático. Como padre y ciudadano defiendo el derecho natural y constitucional que nos corresponde a educar a nuestros hijos de acuerdo a nuestras creencias, las que sean, siempre que respeten el ordenamiento legal. No se trata de una guerra de religión, se trata de defender un modelo social basado en el respeto a la libertad y el rechazo a que el Estado se inmiscuya en materias que no le competen.

La última "triquiñuela" de "permitir" a los colegios católicos que puedan adaptar la asignatura a su ideario es una farsa. ¿Que pasa con los padres de la enseñanza pública que no comulgan con la ideología de género? ¿Quien la va a adaptar y a qué?

Hay que ir a la raíz del asunto y dejarlo zanjado: los ciudadanos no podemos permitir que ningún gobierno, sea del signo que sea, enseñe su moralidad y ética y eduque los sentimientos de nuestros hijos,  mucho menos que luego los examine para ver si los aceptan y viven.

Anibal Cuevas

acuevas@arsystel.com