Sr. Director:
Falta más de mes y medio para la Navidad y en los grandes almacenes ya empiezan a aparecer los adornos que nos recuerdan lo dichosos que somos consumiendo.
Y olvidándonos de la hipoteca, compraremos todo tipo de regalos para familiares y amigos, pensando que así les haremos más felices. Especialmente compraremos artilugios electrónicos y videojuegos a los pequeños, aunque sean muy caros y desconozcamos que incitan a la violencia y sin cuestionarnos su valor educativo. Lo importante es que sean de la última generación para que nuestros hijos no sean diferentes de sus amigos.Y con el ajetreo que todo ello conlleva, y con la parafernalia con que incitan ese consumo las superficies comerciales, conseguirán que nos olvidemos de las pateras y cayucos, de la capa de ozono y el cambio climático, de la sentencia de 11-M, de las matanzas de Irak, y hasta del hambre en el mundo. Pero, ¿de verdad seremos más felices?
Rut Pardo Collado
rutpardocollado@yahoo.es