El mismo día en que se dispara el paro, insiste en el pleno empleo. Según el vicepresidente, la inflación ha tocado techo
Con el Gobierno de vacaciones, Solbes concede una entrevista a RNE sin anunciar ningún cambio en su política económica. El Gobierno mantiene su postura tancredista: ante la crisis, ni baja impuestos ni aumenta la inversión pública. La inacción coincide con un Sebastián en horas bajas. El vicepresidente confunde libertad de mercado con justiprecio en el caso del Banco de Venezuela: "Si se paga su precio y el precio es aceptable para la otra parte, no veo mayores problemas"
Preferiría estar de crucero, pero este lunes le tocó guardia. Con Zapatero en el Parque Nacional de Doñana y De la Vega predicando el zapaterismo en Hispanoamérica, a Pedro Solbes no le quedó otra que conceder una entrevista a Radio Nacional para explicar el panorama económico. Pedro Solbes no dio ideas para el futuro, su prestigio está por los suelos y su tarea se reduce ya a hacer de paragolpes del Gobierno. Por ejemplo, con las malas cifras de inflación conocidas la semana pasada, el vicepresidente se puso el traje de futurólogo para anunciar que la subida de precios ha tocado techo en julio y bajará desde el actual 5,3% hasta el 4% a final de año. Eso sí, con la cláusula, para que nadie se lo eche en cara, de que los precios del petróleo sigan descendiendo y se sitúen en torno a los 130 dólares. Sin embargo, Solbes no anunció ninguna medida.
Como tampoco anunció medidas en materia de paro en un día en que la cifra de desempleados se situó en 2.426.916, la más alta de los últimos 10 años. El vicepresidente reconoció que la cifra es mala, pero prefirió hacer malabares con las cifras para destacar que la botella está algo llena, en lugar de anunciar soluciones: ni aumento de la inversión pública para reactivar la economía, como ya le ha pedido UGT, ni bajadas de impuestos. El pleno empleo sigue siendo un objetivo de su programa, pero asegura que la situación no es la misma que cuando formularon la promesa. Dentro del propio Gabinete, el ministro Sebastián ya ha advertido de la necesidad de cambiar los planteamientos económicos, pero Zapatero prefiere no darle cancha y persistir en el tancredismo. Tiene su lógica acabar de quemar a Solbes y reemplazarle cuando lo peor de la crisis haya pasado. Quizás entonces llegue la hora del ministro de Industria. Pero cuidado, porque para ese momento el Ejecutivo podría tener que afrontar un año con los presupuestos prorrogados. El Ejecutivo necesita el apoyo de 9 parlamentarios y CiU ya le está poniendo trabas para darle el apoyo de sus 10 diputados. El Gobierno se vería obligado a combinar el apoyo de ERC-IC-IU (5 escaños), PNV (6) y Grupo Mixto (6). Eso sí, en RNE, un Solbes pachón ha advertido que no le preocupa tener que prorrogar la ley del año anterior.
Por no hacer, Solbes ni siquiera se molesta ante la actitud de Hugo Chávez y su intento de nacionalización de la filial venezolana del Santander: "Entramos en un proceso de discusión entre un Gobierno y un banco. Si se paga su precio y el precio es aceptable para la otra parte, no veo mayores problemas, pero tendrá que haber acuerdo", aseguró el ministro, más preocupado por el precio que por la libertad de mercado, inexistente si se tiene en cuenta que el caudillo venezolano ha dado al Santander sólo dos opciones: él o él. La tercera vía, no vender, sería arriesgada para el futuro de la entidad que preside Botín.
Pedro Solbes ha decidido liarse la manta a la cabeza y hundirse en su propio desprestigio. Pasadas las elecciones, advierte que las cosas no van tan bien como afirmó en campaña. Desde su punto de vista, el ministro no reconoce que mintiera, sino que la situación ha cambiado por razones de fuerza mayor en tan solo cinco meses.