Sin embargo, lo misterioso es que tanto Zarzuela como Moncloa continúan apoyando a Moscú. Los rusos también juegan de farol: ahora afirman no estar dispuestos a pagar más de 22 euros por título. A ese precio, tanto Libia como Abu Dhabi pueden hacerse con Repsol. Si se trata de fondos públicos, el Gobierno puede levantar la mano. El problema es que Sacyr necesita vender a 26,7 euros para recuperar Testa y el dinero perdido.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, comienza el año intentando reventar la interminable operación de venta de un 20% de Repsol en poder de Sacyr a los rusos de Lukoil. Para ser más exactos, lo que intenta Sebastián es que no sean los rusos quienes entren en la principal petrolera española sino un conjunto de fondos árabes, especialmente los de Abu Dhabi, Kuwait y Libia (donde Repsol tiene pozos de petróleo).
Le ayuda al señor ministro el hecho de que los rusos, una vez más, van de farol. No, no tienen dinero para pagar, a 26,7 euros, los 244 millones de títulos de Repsol en poder de la constructora de Luis del Rivero, títulos que hoy cotizan a 15,4 euros. Ofrecen 22 euros, pero es que, a ese precio, también está dispuesto a entrar Abu Dhabi (hoy en Cepsa) Kuwait o Libia.
En definitiva, a favor de los rusos están Moncloa y Zarzuela, por misteriosas razones que mis cortas entendederas no alcanzan, aunque sí sospechan. Y son las opiniones que con más fuerza obstruyen la solución de Sebastián. También Sacyr está a favor de los rusos, o al menos lo estaba, dado que eran los rusos eran los únicos dispuestos a pagar 26,7 euros por acción con el mercado a 15,4 (llegó a descender por debajo de 13). Y los bancos claro, capitaneados por el Santander, los mismos que facilitaron 5.000 millones de euros a Luis del Rivero para adquirir el 20% de Repsol.
En contra de la operación está el responsable de Industria, sabedor de que si Lukoil entra con un 20% tardará bien poco en mandar en el 100 por 100. Nadie es tan tonto para pagar 26,7 euros cuando puede comprar en bolsa a 15. Sebastián... y toda España, para quien la entrada de una empresa como Lukoil, relacionada con la mafia rusa y con el Kremlin -desconocemos si por ese orden-, sometida a un Gobierno que ha hecho de la energía su principal misil balístico -acaba de cortarle el gas a Ucrania, puerta de Europa Occidental-. Y es curioso porque el caso Lukoil-Sacyr-Repsol constituye la primera ocasión en la que Miguel Sebastián y el vicepresidente económico, Pedro Solbes están de acuerdo: a los dos les parece una locura ceder la petrolera española a los rusos.
Por cierto, el Citi no es el más indicado para venderle el paquete de Sacyr a los fondos, entre otras cosas porque es prestamista de Sacyr en la misma operación. En tal caso, el Dresdner, bajo la atenta mirada del Ministerio de Industria, que supervisará la operación.
¿Y Antonio Brufau? El presidente de Repsol ha negado siempre cualquier tipo de pacto con los rusos para mantenerse en la Dirección, pero La Moncloa le ha hecho un flaco favor al insistir en que eso era, precisamente, lo que deseaba el Gobierno: gestión española. Las desafortunadas palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, a este respecto no han hecho más que afianzar la convicción de quienes acusan al equipo de Repsol de buscar mantenerse en el sillón a toda costa.
En cualquier caso, podemos decir que Abu Dhabi, Libia y Kuwait esperan su turno. No quieren entrar en liza con los rusos y sólo hablarán a partir de 22 de euros. Los fondos soberanos, además, son más manejables: se conforman con rentabilidad financiera, rechazan hacerse cargo de la gestión y, sobre todo, están afectados por la disposición transitoria de Bruselas, según la cual una empresa pública no comunitaria debe pedir permiso al Gobierno para tomar más de un 10% de una empresa de la Unión. Lukoil es tan pública como IPIC, pero de hecho, no de derecho.
Las cuentas son éstas: Sacyr compró el 20% de Repsol con 5.000 millones de créditos bancarios -coordinados por el Santander- y con el aval de Testa, más otros casi 1.500 millones de euros más, a 26,7 euros. Lo que Luis del Rivero pretende es recuperar Testa y la mayor parte posible de los 1.500 millones extra. Ahora bien, eso sólo puede hacerse con un comprador dispuesto a pagar 26,7 euros.
Los rusos anhelan ese 20% pero ni quieren ni pueden pagar 26,7 euros. Además, tienen minoritarios, entre ellos la norteamericana Conoco que, naturalmente se opone a comprar caro.
La idea de Sebastián consiste en que un grupo de fondos árabes -para ser más exactos, musulmanes- compren conjuntamente el paquete de Sacyr a un precio por encima del mercado. ¿Es posible hacerlo de forma legal? Cuando menos, atenta contra el espíritu de la ley de opas, que se supone defiende al accionista minoritario. Eso sí, no a 26,7 euros sino a un precio inferior, donde los bancos recuperen el capital -para ello necesitan vender a no menos de 20 euros- y Sacyr recupera Testa -aunque no el dinero aportado-.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com