Ha pasado un tanto inadvertido el curioso discurso, y coloquio posterior, de Cristóbal Montoro, el portavoz parlamentario y económico de la derecha española. Una soberana bronca al presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, y a su colega del BBVA, Francisco González (FG). Fue lo que podríamos llamar 'broncas ilustrativas.
Al presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, le cayó el chorreo de forma inequívoca, a FG con algo más de sutileza, aunque se le entendió todo. El responsable de política económica del Partido Popular y ex ministro, Cristóbal Montoro, habló de la vergüenza de un Gobierno que apoya a un constructor con apoyo del ICO, para comprar una eléctrica y, cuando sale, tiene la plusvalía asegurada, lo que no ocurre con el pequeño accionista... Y así, una empresa que el PP había privatizado, pasa a manos del Gobierno italiano. Es ésta la acusación más seria que yo recuerdo de un político del PP hacia un empresario.
No sólo es, con más sutileza, pero de forma igualmente inequívoca, el portavoz económico de Rajoy, que ha desplazado en esa tarea a Manuel Pizarro, arremetiendo contra el amigo de éste, presidente del BBVA, Francisco González. FG pidió un pacto contra la crisis entre los dos grandes partidos. ¿Pacto para qué, para pelearnos juntos? Que el Gobierno cambie de política económica y entonces nos encontrará. No entiendo lo que quieren decir cuando hablan de pacto.
El conjunto de los constructores apalancados, es decir, los mencionados Entrecanales, Florentino Pérez, Los March y los Albertos, Rafael del Pino y Luis del Rivero, tampoco se libraron del chaparrón: El apalancamiento está en los sectores económicos superendeudados, así como en el Gobierno... por los que pagan las deudas son las pymes y los autónomos, y lo pagan con pérdida de empleo.
Ya es significativo que el PP, considerado próximo a las patronos, arremeta incluso contra el banquero que él nombró. Por contra, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, mantiene excelentes relaciones con el Gobierno Zapatero. Tiene razones para ello, pues ZP protege su salida de Aerolíneas Argentinas.
No es el mundo al revés, sólo la impotencia ante la crisis y la plasmación de la idea de que la pugna no está ni entre derechas e izquierdas ni entre lo público y lo privado, sino entre lo pequeño y lo grande. Se impone en el PP la política industrial caracterizada por el modelo Montoro frente al modelo Pizarro. Manuel Pizarro, más afrancesado, cree que hay que mimar a las grandes empresas. Fue él, no Rodrigo Rato, quien colocó a su amigo Francisco González en la Presidencia de Argentaria, luego BBVA. Fue él quien desde Endesa afirma que antes un alemán que un catalán, para contrarrestar a los no menos intervencionistas Rodríguez Zapatero y Miguel Sebastián, asimismo engolosinados siempre con las grandes empresas. Es Pizarro a quien ZP llamaba, y llama, ese fachas.
Por contra, Montoro considera que España es un país de pymes y que el futuro pasa por las micropymes, los profesionales, los autónomos y el pequeño comercio. Es Montoro mucho más liberal que Pizarro y menos amigo de las conspiraciones. Pues bien, Rajoy está convencido de que, cada vez que se meten en batallas empresariales, los políticos salen trasquilados. Además, habrá que insistir, el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, sólo piensa en las grandes empresas, para ser exactos en una gran empresa: la suya, esto es, el Grupo Marsans. Por ello, Díaz Ferrán se encuentra más a gusto con Zapatero que con el PP. Rajoy lo tiene claro: le gusta más el modelo Montoro, y no le parece mal que se enfrente a los Entrecanales, claramente filosocialistas -y filomonárquicos, que la Zarzuela también se encuentra muy a gusto con el Zapaterismo-, mientras intenta ganarse el apoyo de los nuevos sindicatos y las nuevas patronales: los que defienden a profesionales, autónomos y micropymes.
Eulogio López
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